Imagínese, le están taladrando un diente y no nota absolutamente nada. Esto le pasó a Brokmann (46) de Garbsen. Hacía 32 años que buscaba una forma de acabar con sus miedos. Estuvo muchas veces frente la puerta del consultorio, bañada en sudor de la mano de su marido, pero no consiguió entrar. O fue - debido a la dificultad de caso - enviada para casa.

"Cuando terminó el postoperatorio, lloré de orgullo".

Su salvador fue el dentista muniqués Dr. Michael Leu, presidente de la asociación alemana contra la fobia en el tratamiento odontológico (DGZP). El trata sus pacientes bajo anestesia general. En cierto sentido, la última solución. "Naturalmente, un apoyo psicológico sería útil, pero cuando vienen a mi, el deterioro en los dientes es con frecuencia tan avanzado que no es aconsejable retrasar el tratamiento. Al parecer, una anestesia general ayuda a la mayor parte de los pacientes con odontofobia a salir de este trauma. "Aproximadamente el 80% pierde el miedo a los tratamientos posteriores". Como Brigitte Brokmann: "Cuando terminó el tratamiento posterior, sin anestesia, lloré de orgullo".